jueves, 24 de noviembre de 2011

Sobre la felicidad y la meta de la vida:



Definir el concepto de la felicidad es tarea ardua. Seguramente sea una de las definiciones más controvertidas y complicadas. El ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente al que llegar, sin embargo, parece ser que la felicidad se compone de pequeños momentos, su característica principal es la futilidad, su capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas. El doctor John A Schindler afirma: La felicidad es un estado armonioso de la mente, por el cual podemos tener pensamientos bienhechores, positivos y agradables, que nos producen estados eufóricos con muchos efectos benéficos en nuestro ser.
La felicidad entendida como un estado psíquico y mental, es también reflejada en el cuerpo físico. Nuestra salud será floreciente porque el estado de felicidad genera una permanente fusión sutil por medio de la resonancia con las energías benéficas correspondientes del macrocosmos. Y nuestros sentidos y órganos funcionan mejor.
Un psicólogo ruso, K.Kekcheyyev, hizo algunos experimentos y descubrió que los sujetos que emitían pensamientos positivos  y agradables, veían y oían mucho mejor, olían y gustaban y sentían diferencias mas finas y atractivas en el tacto. Todos los sentidos aumentaron en calidad y percepción.
El doctor William Bates demostró que la mala visión puede ser mejorada inmediatamente con si un ser humano tuviese pensamientos positivos, hermosos y agradables o mirasen una escena linda.
Así que ,buscar ser siempre feliz no es una muestra de egoísmo, porque  así tenemos un estado de expansión afectivo y podemos ser espontáneamente altruistas ,generosos, llenos de amor y alegres. Un ser feliz emana a su alrededor un autentico acampo sutil benéfico de felicidad por su simple presencia. La felicidad no pertenece nunca al futuro sino al presente. La mayoría de los seres no viven plenamente, sino que viven esperando eventos futuros. En realidad la felicidad es un estado de la mente el cual, si no es aprendida y practicada en nuestro presente, nunca será experimentada. La felicidad no debe depender de el resolver un problema u otro, porque este problema una vez resuelto aparecerá otro en su ,lugar.
Si queremos de verdad ser felices, tenemos que ser felices sin condiciones, ser nosotros mismos la felicidad y no se felices por alguna cosa. La felicidad es un estado psíquico y mental armonioso, el cual se puede aprender y desarrollar.
Muchas veces, nuestra infelicidad es una respuesta a los acontecimientos de nuestro entorno. Cuando tenemos reacciones negativas nosotros pensamos que  los demás no nos respetan, nos atacan o que actúan en contra de nuestra persona.
Cuando nos damos cuenta que la felicidad puede estar presente, independiente de lo que pasa en nuestro alrededor, nos convertimos en genuinos dueños de nuestro estado interior.
Esto puede ocurrir porque lo que da desaliento a los hombres no son los acontecimientos negativos sino las opiniones y las actitudes que tengan sobre estos.
Siempre hay dos caras de la misma moneda. Una nos dice “Enójate, se rebelde, no aceptes esta situación “y la otra “sé calmo, sereno y feliz”. Siempre podemos extraer lo bueno de cada evento. Solo tenemos que controlar nuestro estado interior y tener confianza.
En otras palabras, los estado de frustración o de infelicidad son producidos por nuestros propios deseos, no por las personas de nuestro entorno, o por el mundo, o por otra cosa exterior.
Podemos llamar a estos deseos o expectativas fantasmagóricas: enlaces. Un enlace es muy erróneo y alucinante y nos condiciona tanto la mente como el cuerpo y, si no es cumplido atrae tras sí una emoción negativa como: enojo, miedo celos, inquietud, resentimiento, tristeza.. ¡Todos nuestros deseos no cumplidos son enlaces, y estos enlaces son la única causa de nuestra infelicidad¡
Si nos diéramos cuenta de que somos infelices por nuestra actitud, podríamos entender claramente que existe una gran diferencia entre:
Si nos diéramos cuenta que somos infelices por nuestra actitud, podríamos entender claramente que existe una gran diferencia entre:
1.Los eventos exteriores y
2. Nuestro programa interior predominante que determina una reacción o respuesta a todos los eventos exteriores.
Nuestra mente puede ser comparada con una computadora y , por consiguiente  puede ser programada. Aprender a ser felices, indiferentemente de lo que pasa en nuestro alrededor, nos saca de la esclavitud que nos hace reaccionar negativamente a un evento u otro.
La felicidad, la paz mental, la serenidad de nuestro interior está al alcance de cada uno.
La energía sutil de la felicidad existió, existe y existirá en eternidad.
LO que el mundo exterior ofrece no es la felicidad genuina, sino algunos aspectos efímeros, limitados, pasajeros que podemos llamar placeres. Comúnmente, pensamos que la felicidad es una fila de placeres o satisfacciones cada vez más exóticas. Soñamos que, si encontramos una fuente permanentemente de placeres, encontraremos la felicidad completa. Pero el placer representa solo nuestra reacción momentánea a un impacto con cosas externas. Y la principal característica de un placer es la INCOSTANCIA.
Nosotros pensamos que alguna persona o cosa nos ofrece un placer y por consiguiente buscamos obtenerlo, en el caso de la personas buscamos sus compañías. Pero las mismas cosas que nosotros pensamos que nos ofrecen placer, a menudo nos hacen sufrir o padecer. Y nos damos cuenta que, si nos mantenemos en el plano de lo relativo, al placer le sigue el dolor, a la atracción la repulsión. Los dos polos de estos sentimientos son inseparables.
Los sabios de oriente afirman que ni siquiera el placer depende de las cosas externas. Si fuera así todos los hombres ricos deberían ser felices. Los sabios dicen que la verdadera felicidad es algo que pertenece a nuestra naturaleza profunda, dicen que puede ser probada por la falta de deseos  , no por deseos. Cuando queremos obtener algo exterior o escapar de algo que no nos gusta, somos casi siempre infelices. El deseo  de escapar de una cosa se debe al temor. En conclusión, podemos decir que los enemigos de la felicidad son EL DESEO Y ELMIEDO. Cuanto más grande es el deseo o el temor, mas infelices seremos. Si no obtenemos la cosa que queremos, empezamos a buscar otra, porque ya nos aburrimos de lo que hemos conseguido. Y así, nuestra vida se convierte en una carrera por obtener cosas. El deseo es como un pozo sin fondo que jamás podríamos llenar.
¿Cómo salir del sufrimiento?
En consecuencia, el comportamiento de un hombre no está determinado por un evento exterior, sino por sus  tendencias psíquicas y mentales, que forman el carácter. Cada uno vive su realidad interior, en modos diferentes, con sus estados internos. No es casual el dicho” La hermosura  esta en los ojos del que la mira”.
Nadie tiene la culpa de nuestro sufrimiento. Así que si nosotros sufrimos, es solo por nuestra responsabilidad. Esta actitud en la espiritualidad es llamada ignorancia. La sabiduría oriental nos dice que si rompemos la ignorancia individual podemos romper el lazo de causa efecto del sufrimiento. El proceso de salir del estado de infelicidad es muy claro y está al alcance de cada uno de nosotros.
Todos los sabios de la tierra, todos los caminos espirituales, afirman que la única meta del ser humano es conocer a Dios. Los factores perturbadores que nos impiden lograr la felicidad verdadera y duradera son: el egoísmo, el deseo y el miedo.
Cuanto más deseos tiene un hombre, mas aumenta su egoísmo. La satisfacción de los deseos es un fascinante espejismo pero, por su naturaleza el espejismo es ilusorio. Podemos vivir así muchas vidas, pero la nostalgia hacia la verdadera felicidad siempre estará presente. Y cuando el ser humano cansado ya de buscar esa ilusión, desilusionado, se da cuenta de lo que verdaderamente esencial para él y puede comenzar allí un camino hacia la libertad.

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